Papeles vigilantes: La universidad en Madrid, una necesidad de futuro.

Dentro de los debates y trabajos puestos en marcha por los y las compañeras de los Militantes Vigilantes, nos han solicitado unas notas sobre el futuro de la Universidad en la Comunidad de Madrid. Isabel Fernández, Vicerrectora de Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense y profesora de Derecho mercantil escribe estos puntos que deberían guiar una política pública de universidad, para poder sostener y mejorar el sistema madrileño. Los compartimos aquí para aquellos que quieran incluir sus puntos en los programas políticos tanto en procesos orgánicos, como posteriormente electorales.

El sistema universitario público está dentro de parámetros de normalidad, aunque inferiores a los registrados en el panorama internacional de los países desarrollados. Según uno de los últimos informes publicados por CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), mientras que en los países de la OCDE, un 57% de los jóvenes adultos comenzará en su vida un grado o una formación equivalente, y un 22,2% de ellos, continuará con una formación superior, en España la tasa de acceso a los estudios de grado es del 46,3%, y a estudios superiores de un 10,2%. Ambos porcentajes son inferiores tanto a la media de la Unión Europea (UE-21) como a la de la OCDE.

La crisis económica que aún hoy atravesamos ha supuesto un duro golpe al sistema público de educación. Por un lado, un mayor número de personas se han visto obligadas a abandonar sus estudios o no han podido acceder a ellos, algo a lo que ha contribuido el incremento sustancial –el mayor de la historia- de las tasas universitarias. A ello se une el hecho de que se han endurecido los requisitos de acceso a las becas y reducido la cuantía de las mismas. Todo ello ha llevado a un retroceso en la igualdad de oportunidades.

Al mismo tiempo, se ha producido un grave deterioro en las condiciones del profesorado favorecido por la imposición de una tasa de reposición. Todo ello ha contribuido a frustar carreras investigadoras, la pérdida o fuga de talento que ha emigrado ante la imposibilidad de desarrollar su carrera profesional en España. Como consecuencia de ello, las plantillas han envejecido sin que, al mismo tiempo, se hayan adoptado medidas para favorecer el necesario relevo generacional. Se ha perdido más de una generación.

El sistema universitario español, y el madrileño en particular, no cuentan –lamentablemente- con un sistema de financiación estable lo que supone una seria amenaza para el desarrollo de cualquier política universitaria que, necesariamente, ha de diseñarse a largo plazo. Sólo con una financiación estable y suficiente las Universidades pueden contribuir al desarrollo de una sociedad basada en el conocimiento acorde con las necesidades del siglo XXI. Ese marco de financiación debería tener en cuenta las particularidades y necesidades de cada una de las Universidades que integran el sistema universitario madrileño; en particular, debería contemplar las necesidades en infraestructuras y de adecuación de las instalaciones para las necesidades de investigación al mismo tiempo que se impulsa el emprendimiento. Los recortes en inversión perjudican notablemente la investigación e impiden el desarrollo profesional de los jóvenes investigadores y de otros grupos consolidados.

La ausencia de apoyo al sistema público ha llevado a la proliferación de “universidades privadas”, especialmente en el entorno de la ciudad de Madrid, que aconseja una reflexión acerca de lo que es y debe ser una Universidad.  Los requisitos exigidos para crear una Universidad se han visto con el paso del tiempo sustancialmente suavizados lo que ha favoredico la expansión de centros privados.

Son muchos, pues, los retos a afrontar. Hacer que las Universidades públicas y, en especial, las madrileñas sean más emprendedoras fomentando el espíritu innovador, una mayor internacionalizacion, una mayor integración y colaboración con el tejido social, empresarial e institucional en el que se integra, ser un polo de atracción de la investigación integrado en el motor de la ciudad, lograr el retorno de nuestros investigadores….

  Para ello, señalamos algunas medidas o propuestas de actuación:

  • Definir un nuevo modelo de financiación de las universidades públicas madrileñas mediante planes -quinquenales- que garanticen la suficiencia de recursos y que permita a las Universidades, atendiendo al principio de autonomía universitaria, definir sus políticas a medio plazo, impulsar la investigación, la innovación y, en último término, la transferencia del conocimiento. Ello dotaría al sistema, sin duda alguna, de una confianza, una estabilidad adecuada para acometer los objetivos y generaría estímulos para la mejora de los resultados y de la calidad. Debería volverse a los niveles de financiación, al menos, de 2011.
  • Ese modelo debe ir acompañado de un marco estable y coherente de política de precios públicos de matrícula que debería volver a situarse en los niveles de precios públicos de 2011. España tiene uno de los niveles más altos de precios públicos de la Unión Europea (tan sólo superados por Reino Unido, Holanda e Irlanda).   
  • Impulsar la derogación del Decreto 3+2 que incrementa notablemente el coste para los estudiantes (los precios de master son más elevados que los de grado).
  • Favorecer el acceso de los estudiantes a la Universidad dotando una bolsa de becas que tenga en cuenta las situaciones socioeconómicas que prevea también una partida presupuestaria que permita recuperar al alumnado que haya aboandonado sus estudios por la crisis. España es uno de los países más atrasados en lo que se refiere a becas, ayudas…que proporcionen una igualdad de oportunidades a los estudiantes. El nivel de ayudas es inferior al de muchos países europeos con un nivel de desarrollo similar. Los cambios introducidos en el modelo de becas han llevado a que los importes medios recibidos por los estudiantes que adquieren la condición de becarios.
  • Aumentar los recursos destinados a la participación en programas de movilidad internacional (pre y posdoctoral) y doble titulación para el Programa Erasmus. El programa Erasmus demuestra que con pequeños incentivos pueden impulsarse importantes cambios; por ello, potenciar un programa para captación de estudiantes internacionales que se matriculen en nuestras universidades públicas sería conveniente.
  • La crisis y la consiguiente reducción en la financiación pública en las Universidades públicas han mermado su capacidad productiva. Ésta no se ha producido solo por la pérdida de efectivos (tanto en personal de administración y servicios como de personal docente e investigador) como consecuencia de la tasa de reposición sino también por el  envejecimiento de las plantillas. Se hace preciso poner las medidas necesarias para romper esa dinámica con el fin de asegurar la docencia y la investigación en el seno de las Universidades a futuro.
  • Realizar un seguimiento sistemático del cumplimiento estricto por las universidades de las condiciones de creación o reconocimiento, así como de los requisitos específicos legalmente establecidos en materia de profesorado, en particular, a las Universidades Privadas.
  • Promover el compromiso de las universidades con la mejora de la cualificación de los titulados a lo largo de toda su vida laboral y su especialización; programas y sistemas de formación específicos y constantes.
  • El establecimiento de mecanismos de vinculación con el tejido social y productivo de su entorno. Al mismo tiempo que se favorece el empleo en el campus.
  • Dar protagonismo a la internacionalización de las universidades, con el objetivo de atraer estudiantes, personal investigador y docente que mejore el sistema universitario madrileño. Para ello es necesario flexibilizar los sistemas e impulsar nuevas figuras de profesorado en los términos que permita la LOMLOU acompañada de la correspondiente dotación presupuestaria.
  • Promover la racionalización de las ofertas de titulaciones entre las Universidades e impulsar la colaboración entre ellas. Para ello, se crearía una Mesa Regional en la que estuvieran integrados representantes de todas las Universidades.
  • En materia de Personal de Administración y Servicios, sería necesario adoptar las medidas y poner los medios para que cuenten con una formación adecuada y permanente incluyendo la certificación internacional de su formación.

 

 

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